1 DE OCTUBRE DE 2024 01:37

 RACHEL GOLDBERG-POLIN delivers a eulogy at Hersh’s funeral, in Jerusalem, last month. Rachel prayed that Hersh’s memory would give her the strength to continue.  (photo credit: Gil Cohen-Magen/Reuters)
Rachel rezó para que el recuerdo de Hersh le diera fuerzas para continuar.
(Crédito de la foto: Gil Cohen-Magen/Reuters)

Hace sólo un mes, el cuerpo de Hersh Goldberg-Polin fue trágicamente recuperado de unTúnel de Hamás en Gaza.La desgarradora noticia fue un golpe devastador, no sólo para sus padres, Rachel y Jon, y sus hermanas menores, sino para los judíos de todo el mundo.El dolor de la muerte de Hersh, junto con el destino desconocido delrehenes restantes, continúa pesando mucho en el corazón judío colectivo a medida que nos acercamos tanto a Rosh Hashaná como al primer año desde el 7 de octubre.

Sin embargo, incluso en lo más profundo de esta angustia, hay una profunda lección que aprender de Raquel, una orgullosa mujer judía cuya resiliencia y fe inquebrantable se han convertido en una fuente de inspiración parajudíos en todo el mundo.Apenas unos días antes de recibir la noticia de la muerte de Hersh, Rachel dirigió una vigilia a lo largo de la frontera de Gaza con otras familias rehenes.En ese momento cargado de emociones, gritó de dolor: gritos viscerales que resonaron no sólo en las colinas de arena de Gaza sino también en los corazones de millones de personas que presenciaron el momento en línea.

En el funeral de Hersh, Rachel compartió algo que tiene un profundo significado mientras nos preparamos para las Grandes Fiestas.Mientras Hersh todavía estaba vivo, oró fervientemente para que se le diera la fuerza para sobrevivir y soportar su terrible experiencia.Pero ahora, después de su fallecimiento, reza para que su memoria le dé fuerzas para continuar.Este profundo cambio –de orar por su hijo a sacar fuerzas de su memoria– refleja la relación espiritual entre Dios y el pueblo judío.

En nuestra historia temprana, el pueblo judío dependía de Dios para su sustento tanto material como espiritual.Su presencia fue tangible, revelada a través de acontecimientos milagrosos.Pero después de la destrucción del Templo, nuestros sabios nos dicen que la presencia de Dios quedó oculta en el mundo, requiriendo oración y reflexión más profundas para percibirlo. 

Así como Raquel ahora obtiene fortaleza del recuerdo de su hijo, nosotros también tenemos la tarea de ofrecer nuestra fortaleza espiritual a Dios.En resumen, Dios nos necesita.

Un CARTEL que pide la liberación de Hersh Goldberg-Polin.(crédito: Rebecca Szlechter)

POR ESO, Rosh Hashaná no es sólo un momento para pedirle a Dios un año bueno y saludable.También es el día en que lo coronamos como rey.Si bien el concepto de realeza puede parecer distante en nuestra era moderna, coronar a Dios es similar a emitir un voto de confianza en Su soberanía durante el año venidero.

Rabino Israel Baâal Shem Tov

El rabino Israel Baâal Shem Tov, el fundador del jasidismo, compartió una vez una parábola que captura este sentimiento.Una vez un rey tuvo un único hijo amado.Lo envió a una tierra lejana para adquirir conocimiento, experiencia y cultura.El hijo, sin embargo, desperdició su riqueza y quedó en la indigencia.Perdido y lejos de casa, decidió regresar al palacio de su padre. 

Después de grandes dificultades, llegó a las puertas.Sin embargo, había olvidado el idioma de su tierra natal y los guardias no lo reconocieron.Desesperado, dejó escapar un fuerte grito, un grito que llegó hasta el rey.Al escuchar este grito, el rey reconoció inmediatamente la voz de su hijo y corrió a abrazarlo, con lágrimas de amor y compasión fluyendo libremente.

En esta alegoría, el rey es Dios y el hijo representa al pueblo judío.El llanto del hijo desamparado se compara con el sonido del shofar: una súplica simple pero profunda que brota de lo más profundo del alma judía, clamando a Dios.Este grito sentido, como el que Raquel dejó escapar por su hijo, despierta la misericordia de Dios y nos reconecta con Él.

AL INAUGURAR el año 5785 y celebrar la creación del mundo, abracemos nuestro deber sagrado de revelar la piedad incluso en los momentos más oscuros de la vida.Sigamos el valiente ejemplo de Rachel Goldberg-Polin y canalicemos nuestro dolor en actos de fe, bondad y resiliencia.Al hacerlo, ayudamos a transformar este mundo en un palacio divino, tal como el rey de la parábola abrazó a su hijo. 


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Cuando escuchemos el penetrante sonido del shofar llamando a este Rosh Hashaná, que nos recuerde los gritos de Raquel en la frontera de Gaza: un llamado a la fuerza y ​​la resiliencia frente a una pérdida inimaginable. 

Si abordamos este Rosh Hashaná con la convicción que se encuentra en los gritos de Raquel y el llamado puro del shofar, nos acercaremos a lo que nuestra tradición siempre nos ha enseñado: un tiempo en el que nosotros, junto con todos nuestros desaparecidos,seres queridos, volverán a alegrarse juntos en las calles de la ciudad santa.Mientras reflexionamos sobre el destino incierto de los rehenes restantes, oramos para que Dios los traiga a casa ahora y traiga a todos Sus hijos a una Jerusalén reconstruida con la venida del Mesías.

El escritor, rabino, es el director de Jabad Columbus en el Centro Jabad Lori Schottenstein.